La manera de comprender la grandeza de Malintzin desde la mirada indígena, es siendo fieles testigos de lo que nos dicen sus fuentes de aquella época. Éstas están hechas en códices y las principales narraciones que atestiguan su presencia son los conocidos Códices de Tlaxcala.
La mujer en el mundo prehispánico era tan valiosa y sagrada como el hombre. Por supuesto que la sociedad estaba profundamente jerarquizada, pero no por género, sino por ocupación y linaje. Son los rituales que acompañaban la vida cotidiana: parto, nacimiento, iniciación de adolescencia, matrimonio y divorcio, viudez y muerte, los que nos muestran con detalle el valor de la mujer en el mundo mesoamericano.
En los contextos que excluyen y culpan, los “chivos expiatorios” se buscan hasta que se encuentran, se necesitan traidores que señalar y culpar, generalmente construidos de mentiras tan parecidas a la verdad, que ésta se vuelve borrosa hasta que se extingue en una nueva versión de la historia.
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